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Nada, nadie : las voces del temblor / Elena Poniatowska

Por: Tipo de material: TextoTextoDetalles de publicación: México, D.F. : Ediciones Era, 1988Descripción: 310 p. : il. fot. byn ; 20 cmISBN:
  • 9684111738
Tema(s): Clasificación LoC:
  • PQ 7297 .P74 N126
Revisión: "Después de los pavorosos terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, en la ciudad de México nada ni nadie serán nunca más los mismo. Pánico, desesperación, rabia, impotencia, horror, rescates, solidaridad, muerte, la megalópolis sembrada de destrucción por doquier. ¿Por qué cayó este edificio y no aquél? ¿Por qué se contaba uno entre los vivos? De inmediato, desde el primer momento, obedeciendo a un extraordinario sentimiento colectivo, los sobrevivientes se lanzaron a las tareas del rescate, la inmensa mayoría de ellos sin más medios que sus manos, su emoción y, en casos incontables, su heroísmo. Una de las ciudades más pobladas y más extensas del mundo se volcó a los lugares donde los sismos la habían herido de muerte. El polvo y el humo flotaban como si hubiera ocurrido un bombardeo. Mientras un niño salía indemne de debajo de grandes losas, en otros sitios la gente lo que extraía eran cadáveres, y por todas partes los rescatistas pasaban días y noches luchando con las vigas retorcidas y el concreto desplomado."--P.[4]
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Libros Libros Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Biblioteca Antonio Enriquez Savignac Literatura PQ 7297 .P74 N126 (Navegar estantería(Abre debajo)) 1 Disponible Acervo General 025810
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"Después de los pavorosos terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, en la ciudad de México nada ni nadie serán nunca más los mismo. Pánico, desesperación, rabia, impotencia, horror, rescates, solidaridad, muerte, la megalópolis sembrada de destrucción por doquier. ¿Por qué cayó este edificio y no aquél? ¿Por qué se contaba uno entre los vivos? De inmediato, desde el primer momento, obedeciendo a un extraordinario sentimiento colectivo, los sobrevivientes se lanzaron a las tareas del rescate, la inmensa mayoría de ellos sin más medios que sus manos, su emoción y, en casos incontables, su heroísmo. Una de las ciudades más pobladas y más extensas del mundo se volcó a los lugares donde los sismos la habían herido de muerte. El polvo y el humo flotaban como si hubiera ocurrido un bombardeo. Mientras un niño salía indemne de debajo de grandes losas, en otros sitios la gente lo que extraía eran cadáveres, y por todas partes los rescatistas pasaban días y noches luchando con las vigas retorcidas y el concreto desplomado."--P.[4]

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